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Sergio Moreno Laya
Martes, 7 de febrero 2017, 10:33
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El brunch de la unión de las palabras anglosajonas breakfast (desayuno), y lunch, (almuerzo) está de moda y es una tendencia gastronómica en muchos de los países occidentales, motivado, quizás, por su presencia habitual en las series de moda norteamericanas.
El brunch se basa en sentarse a la mesa antes de la hora normal de la comida, o bien de un desayuno tardío en días festivos, preferentemente el domingo, que es cuando el común de los mortales suele levantarse más tarde. Es una comida que parece pensada expresamente para paliar los efectos de la resaca del sábado, con el fin de comer con máxima tranquilidad y sin prisas. Así, desayuno y almuerzo se fusionan en una sola comida que suele ser contundente y variada, y que comienza a las 11.00 ó las 12.00 horas y que suele acabar a eso de las 14.00 horas.
Tantas explicaciones para llegar hasta este punto. Un lugar conocido por todos, al menos en esta región. El brunch es lo que viene siendo el almuerzo de toda la vida en La Rioja. Ese almuerzo de domingo. Entre amigos o con la familia... Cazuelillas en Calahorra, por ejemplo; o huevos fritos con algo más en muchos de los bares logroñeses un domingo cualquiera. O un poco de asado en una bodega. O algo de dulce con un buen café y una larga conversación. Diario LA RIOJA sobre la mesa y un almuerzo de domingo tranquilo, reparador, quizás después de un importante esfuerzo físico. Así es el almuerzo de toda la vida. Que se sabe cuándo empieza, pero no cuándo acaba: de ahí al vermú, que podría ser torero.
Porque es domingo y no hay prisa. Ahora bien, el almuerzo de siempre, poco a poco, está siendo superado por el brunch de moda, que ha sabido venderse sin lugar a dudas mucho mejor. Los bares y restaurantes de las principales urbes han sido las locomotoras de este movimientos culinario anglosajón cuya fuente de energía ha sido la televisión. Marketing para lograr que a deshoras la gente acuda a los restaurantes a gastarse una media de 20¤, bajo reserva, porque la demanda cada día es mayor. Como se puede comprobar cualquier domingo en Madrid, por ejemplo.
La gran diferencia entre el brunch y el almuerzo es la puesta en escena. El brunch se hizo un hueco entre los grupos de amigas para luego ir conquistando otros espacios. Menús completos, no excesivamente caros con una puesta en escena muy cuidada y a una hora muy apetecible. Así ha triunfado el brunch por todo el mundo, mientras el almuerzo languidece en el lado de las dietas, la salud y el estado físico.
Un típico almuerzo
Sin embargo, el gran obstáculo para que el almuerzo triunfe pasa por la apuesta de los propios establecimientos riojanos. Hay ganas de almorzar. Debe seguir existiendo, por tanto, este concepto, pero cada vez parece más expuesto al tapeo constante de sus clientes. Un día se levantaron de la mesa hacia la barra, y ahora hay que trabajar duro para volverlos a sentar.
El brunch lo unifica todo en un espacio y un único tiempo. Al menos cuatro platos que se sirven a partir de las 12.00 horas y hasta las 14.00 horas, que luego viene el turno de comidas.
En Logroño hay establecimientos que han apostado por el brunch, no así por el almuerzo riojano, que ha quedado reducido al bar de toda la vida, al de confianza, poco más, y para los mismos de siempre. Más allá del bar de siempre, Logroño está en disposición de competir con el brunch. Degusta LA RIOJA lo ha comprobado en un sencillo paseo por cuatro bares de la capital en lo que bien pudiera ser interpretado como el almuerzo típico riojano (se aceptan modificaciones).
Es posible igualar la propuesta que por ejemplo hacen los responsables del Ferry de Madrid (garito de moda en cuanto al brunch). Por 16¤ sirven café y bollería, un Bloody Mary o una mimosa, hamburguesa gourmet, y cierran el brunch con unas tortitas con sirope y nata. Todo muy cuqui y rico, por supuesto.
En Logroño, por el mismo precio, se puede hacer un almuerzo igualmente rico, menos cuqui a día de hoy, pero con el encanto particular que tiene lo propio. Eso sí, con la incomodidad del desplazamiento de bar a otro. En Manolo Iturbe, por ejemplo, comenzamos con un café con bollería recién hecha; en el Bar Gil, una copita de zurracapote y unos cacahuetes; en el Soldado de Tudelilla, unos huevos fritos con jamón, patatas y pimientos najeranos asados a la lumbre; y para rematar esta cuestión, una rebanada de pan tostado con vino y azúcar, que ha preparado para Degusta LA RIOJA Miguel Martínez Losa, chef del Pasión por Ti. Curiosamente 16¤. Volvamos a la mesa los domingos a almorzar.
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