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Adiós a un gran soñador

Adiós a un gran soñador

Pablo Pérez Calvo, el veterinario arnedado, creador de los yogures naturales de la 'Yaya Isasa', falleció repentinamente el pasado fin de semana

PABLO G. MANCHA

Jueves, 26 de mayo 2016, 16:32

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El fin de semana pasado falleció de forma repentina el arnedano Pablo Pérez Calvo, veterinario, emprendedor y creador de uno de los proyectos gastronómicos más llamativos de los últimos años en La Rioja: los yogures de la 'Yasa Isasa', yogures naturales y artesanos que no contaban entre sus ingredientes nada más que leche y fermentos. «Siempre he buscado los productos lo más naturales posibles y antes de comenzar con todo el proyecto le di muchas vueltas para lograr exactamente lo que quería», declaraba hace apenas unas semanas a Degusta LA RIOJA en un reportaje especial que se publicó en un número dedicado a la Fiesta del Ajo Asado de Arnedo.

Pablo le confesó a este reportero que comenzaba a divisar la luz de la viabilidad de su empresa 'Lácteos Isasa', inaugurada a mediados del año 2013: «Es un producto de una calidad suprema pero los pequeños productores nos enfrentamos a dos grandes hándicaps. De un lado, el desconocimiento por parte del gran público del producto, pero también lo complicadas que resultan las redes de distribución. Nosotros no trabajamos con mucha cantidad, obviamente, pero cuesta mucho llegar al consumidor final porque o no te conoce y si te conoce no sabe dónde acudir».

Pablo Pérez Calvo relató que había dejado la profesión de veterinario y la seguridad del sueldo a final de mes porque «necesitaba salir de la rutina diaria de los papeles. Mucha gente me dijo que estaba loco, pero yo sabía que este proyecto me iba a dar una serie de satisfacciones personales únicas. Sabía que es duro, pero me siento muy feliz», comentó.

En la composición de sus yogures no hay nada más que leche y fermentos: «En eso consiste un yogur natural, sin aditivos, estabilizantes, colorantes ni conservantes de ninguna clase». Por eso, el sabor y su textura surge de la paciencia: «Su fermentación es lenta y con reposo. Eso es muy importante porque le dota al yogur de una agradable acidez, que es la que le confiere buena parte de sus valores organolépticos. Todo eso nos propicia muchos valores, ya que por ejemplo no es necesario que les pongamos nata para que sean cremosos». relataba.

Y es que como explicaba Pablo, «la elaboración de nuestros yogures sigue la pauta de respetar al máximo el sabor de la leche para que todos sus matices organolépticos lleguen plenos al momento de la degustación. Se trata de transmitir la esencia de la zona en la que se elaboran y poder reflejar el cariño y el cuidado que ponemos en las distintas fases de la elaboración». Siempre decía que «el yogur natural es un alimento conocido desde hace siglos. La transmisión de su receta, de generación en generación, forma parte esencial de la gastronomía de muchas regiones y como pasa en muchos países, se vincula su consumo a la salud».

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